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Gran minga en San Lorenzo
UN MUNDO POSIBLE AHORA
Por Bárbara Hässig*

En el departamento de Nariño, al sur del país, por una ruta de carreteras angostas y un hermoso paisaje, llegamos al municipio de San Lorenzo para conocer de cerca la admirable capacidad de su gente para sumarse y generar redes que fortalezcan la participación ciudadana.

Un ejemplo de esta dinámica, es el Comité de Integración del Macizo Colombiano CIMA, una organización social de hombres y mujeres de los departamentos de Cauca y Nariño que han trabajado conjuntamente por más de 18 años. Al igual que la mayoría de los movimientos sociales de esta región del país, el CIMA surgió como una iniciativa campesina originada en la marginalidad y el olvido del gobierno. En esa búsqueda, el comité quiere propiciar la construcción de alternativas, con criterio de autonomía e independencia, para reivindicar los derechos que el Estado debe proveer a las comunidades.

En este comité, las mujeres tienen una gran participación, prueba de ello fue la marcha que lideraron el pasado mes de marzo en la que participaron alrededor de mil personas provenientes de comunidades campesinas y también indígenas, y donde demostraron su poder de convocatoria. Entre chivas, camiones, camionetas y motos poco a poco llegaron las personas que atendieron la cita. Colores, banderas, disfraces y zanqueros vistieron de alegría la marcha que llegó a la plaza central en donde muchos otros esperaban ya organizados y dispuestos a hacer una gran minga.


Después de marchar y gritar consignas inspiradas en el deseo de obtener mejores condiciones de vida, con la multitud concentrada en la plaza tuvo lugar una experiencia maravillosa que nos permitió comprender la magnitud del encuentro. Se trataba de una gran feria en la que muchos productos locales fueron ofrecidos a la comunidad, en un claro ejemplo de la unidad y el sentimiento de solidaridad que comparten los pueblos aquí reunidos.


Pero lo mejor estaba por venir. Su visión y anhelo del mundo se concretan cuando inicia el intercambio o trueque, una práctica ancestral ya casi olvidada. Semillas, frutas, hortalizas, guarapo, mazamorra, maní y chontaduro, son algunos de los productos que se ofrecen. La gente se mueve. Pruebe aquí, pruebe allá, es la dinámica que se mantiene en este acontecimiento que refleja la importancia que tienen estos espacios en la intención de generar una conciencia colectiva de participación y de cambio para la comunidad, de alianzas, de compadrazgo y compañerismo.


Finalmente, es importante resaltar la presencia en este encuentro de una mujer que hoy es símbolo de lo que significa defender una causa y un pueblo. Hablamos de Aida Quilcué, lideresa indígena, consejera mayor del Consejo Regional de Indígenas del Cauca -CRIC- y principal vocera de la minga permanente de los pueblos, quien después de saludar a algunas personas, se dirigió a todos los presentes. Esta intervención nos permitió reflexionar y pensar que estas manifestaciones de solidaridad y afecto, que el agruparnos y conformar redes entre quienes habitamos una misma región o entre quienes buscamos la reivindicación de nuestros derechos, son el comienzo del mundo que soñamos donde podamos vivir todos en armonía con nuestro entorno.


*Pasante del Programa Suyusama. Estudiante del Programa de Antropología de la Pontificia Universidad Javeriana